Las
enfermedades provocadas por malnutrición pueden serlo por carencia de
determinados nutrientes o por exceso de alimentación.
Para
prevenir la inanición es fundamental controlar regularmente el peso y en caso
de pérdida continuada, solicitar consejo médico. Los niños desnutridos
necesitan comer con frecuencia comidas ricas en determinados nutrientes.
Los
principales síntomas de la inanición son la pérdida de peso, que puede llegar
al 50% en adultos y más aún en niños, el adelgazamiento y la sequedad de la
piel e incluso la caída del pelo.
La
inanición va acompañada de deficiencias vitamínicas y de minerales. Cuando se
produce una deficiencia de hierro, aparece la anemia que conlleva fatiga, la
debilidad, etc. Para evitarla se aconseja comer alimentos ricos en hierro y, en
el caso de necesidad, suministrar suplementos de hierro, como el caso de las
mujeres embarazadas.
Para
prevenir la falta de vitaminas en conveniente tomar alimentos ricos en ellas y,
sólo cuando sea necesario, alimentos enriquecidos con vitaminas o proporciones
suplementos vitamínicos. La ingesta habitual de frutas y verduras y hortalizas
suele ser suficiente para mantener el nivel necesario de vitaminas que requiere
el organismo.
Cuando
hay un exceso de alimentación se consumes alimentos ricos en energía o se hace
muy poco o ningún ejercicio, aparece el sobrepeso y, posteriormente, la
obesidad. La mejor prevención es conocer las consecuencias negativas sobre la
salud del sobrepeso y la obesidad, y la realización de ejercicio físico al
menos tres veces por semana. Además, es interesante conocer:
·Se
aconseja comer: gran cantidad de frutas, verduras frescas y legumbres así como
leche desnatada o descremada, carnes magras y pescado.
·Se
aconseja no comer: aquellos que son ricos en grasas y azúcares y las bebidas
alcohólicas.
Cuando las personas ya tienen
sobrepeso y obesidad, y desean perder peso, es importante recordar que el
ejercicio físico es esencial, ya que ayuda a disminuir el riesgo de enfermar
del corazón. Estas personas deben comer menos cantidad de alimentos, sobre todo
alimentos ricos en energía y deben sustituirse la ingesta de bebidas
carbonatadas y ricas en azúcares por agua, pero siempre bajo consejo médico.
Es más sano que una persona con
sobrepeso u obesidad pierda peso gradualmente con una alimentación saludable y
equilibrada, baja en energía, que mediante una dieta una dieta especial muy
estricta.
Es
un trastorno de la conducta alimenticio de la persona que conlleva una pérdida
progresiva de peso provocada por el propio enfermo. Las personas afectadas
pueden perder desde un 15 a un 50% de su peso.
El
enfermo anoréxico se caracteriza por sentir un gran temor a aumentar de peso y
por una percepción distorsionada y obsesiva de su propio cuerpo que le hace
verse gordo aun cuando su peso se encuentra por debajo de lo recomendado.
Suele
asociarse con alteraciones psicológicas graves que provocan cambios de
comportamiento, de la conducta emocional derivados de situaciones como la
propia obesidad del enfermo, separación de los padres, la muerte o enfermedad
de un ser querido, etc. Hay factores socioculturales que pueden desencadenar la
anorexia, es probable que una parte de la población que la sufre tenga una
mayor predisposición física a ella.
Como
síntomas patológicos señalables, la anorexia conlleva una pérdida significativa
de peso que pronto se ve acompañada de problemas endocrinos evidentes, ausencia
de ciclos menstruales consecutivos en las mujeres, estreñimiento, amenorrea,
dolor abdominal, vómitos,
Constate
sensación de frío, irritabilidad, depresión, trastornos emocionales o de la
personalidad, disminución de masa ósea que, en edades tempranas, frena el ritmo
de crecimiento, baja la presión arterial y arritmias que pueden derivar en un
paro cardiaco.
Bulimia:
Es
la incapacidad de dominar los impulsos que empujan a comer, pero unida a un
sentimiento de culpa y vergüenza tras ingerir los alimentos: lo que conduce al
ayuno, usar purgativos y provocarse vómitos para prevenir el aumento de peso.
Los bulímicos tienen varios episodios de atracones y vómitos por semana.
En
el origen de la bulimia parecen estar factores biológicos, psicológicos y
sociales que alteran la visión que el enfermo tiene de sí mismo y le provocan
un gran temor a engordar.
El
enfermo de bulimia siempre se ve gordo aun cuando su peso sea normal, pero no
puede reprimir sus ansias de comer. La bulimia se manifiesta tras haber
realizado frecuentes dietas dañinas con una importante restricción de los
alimentos; lo que le ha generado a un fuerte estado de ansiedad y una necesidad
patológica de ingerir grandes cantidades de alimentos.
Los
factores que inducen la bulimia son parecidos a los de la anorexia, trastornos
afectivos en el seno familiar, el consumo de drogas, la obesidad, la diabetes
mellitus, determinados rasgos de la personalidad y las ideas distorsionadas del
propio cuerpo.
Y
similares también son los síntomas: la debilidad, dolores de cabeza, problemas
con los dientes, mareos, pérdida de cabello, irregularidades menstruales,
deshidratación, colon irritable, pérdida de masa ósea, roturas gástricas, pancreatitis
y arritmias que pueden desembocar en infartos; así como otros trastornos como
la cleptomanía, el alcoholismo o la promiscuidad sexual.
La
dietética tiene como objetivo principal establecer unos hábitos saludables de
alimentación que favorezcan el desarrollo de la actividad vital, evitando
trastornos metabólicos e intoxicaciones alimentarias. La dietética informa de
qué, cómo, cuánto y cuándo se debe comer.
Para
ello, es necesario conocer las características fisiológicas de cada individuo y
su correspondiente gasto energético, y así, establecer unas normas de
alimentación personalizadas que reciben el nombre de ración o dieta
alimenticia.
La
elaboración de una dieta alimenticia equilibrada debe cumplir las siguientes
exigencias dietéticas:
·Equilibrar
el balance energético diario, es decir, debe suministrar una energía
equivalente al gasto energético diario del individuo, si éste se encuentra en
peso óptimo.
·Diversificar
el origen de las calorías, combinando, en proporciones adecuadas, las distintas
sustancias energéticas.
·Distribuir
la ingestión diaria de alimentos en cinco tomas no muy abundantes: desayuno,
almuerzo, comida, merienda y cena,
·Realizar
un suministro proteínico adecuado, según la actividad biológica y la edad del
individuo
·Cubrir
las necesidades vitamínicas, con la incorporación de alimentos vegetales
frescos.
·Incorporar
fibra vegetal, facilitando el paso de los alimentos por el intestino.
Pero
además de una dieta equilibrada, para mantener el aparato digestivo en perfecto
estado, es necesario que diariamente se sigan una serie de normas y hábitos de
alimentación e higiene saludables, como por ejemplo, los siguientes:
1.Asegurarse
de que los alimentos están en perfecto estado sanitario.
2.Lavarse
las manos siempre antes de comer y preparar las comidas.
3.Respetar
las horas de comida para evitar que el aparato digestivo trabaje continuamente.
4.Masticar
despacio y facilitar los procesos digestivos que se van a producir.
5.No
tomar comidas ni bebidas demasiado calientes ni demasiados frías.
6.Consumir
fibra en cantidad suficiente favorece el movimiento intestinal permitiendo el
avance de los alimentos y la expulsión de los desechos.
7.Evitar
bebidas alcohólicas, minimizan las posibilidades de deterioro de hígado y
páncreas.
8.No
fumar.
9.Cepillar
los dientes después de cada comida.
10.Acudir al dentista
una vez al año.
11.Hacer ejercicio
físico de manera habitual y moderada.
Las
principales enfermedades, por cuanto que se manifiestan con mayor frecuencia en
el aparato digestivo, sobre todo en nuestro entorno son las siguientes:
·Caries
dental: alteración del esmalte y posteriormente del resto de la masa del diente
causada por acción de las bacterias que viven en la boca, y encuentran su medio
vital en los restos de los alimentos que en ella quedan.
·Úlceras
estomacales e intestinales: heridas originadas por la erosión de la mucosa
gástrica o intestinal. Pueden ser causadas por sustancias irritantes como el
alcohol, el tabaco, determinados alimentos o algunas bacterias, y favorecidas
por la presencia de los jugos gástricos.
·Diarreas:
irritación de la mucosa del colon debido a infecciones bacterianas provocando
un avance de la masa alimenticia muy rápido, sin tiempo para absorber el agua.
Se producen muy frecuentes deposiciones líquidas.
·Estreñimiento:
absorción excesiva de agua y endurecimiento de las heces fecales por demora en
el vaciado, debido a una baja movilidad intestinal provocada por una vida
sedentaria o una pobre en fibra.
·Apendicitis:
inflamación del apéndice por retención de residuos en su interior y posterior
actuación bacteriana.
·Cirrosis
hepática: degeneración del hígado por un excesivo consumo de alcohol o la
acción de determinados microorganismos de carácter vírico.
El
aparato digestivo es el conjunto de órganos que tienen como función realizar la
digestión,
es
decir, el complejo proceso mediante el cual se produce la conversión de los
alimentos en
sustancias
aprovechables por las células llamadas nutrientes.
1. Boca
2. Faringe
3. Esófago
4. Estómago
5. Hígado
6. Vesícula biliar
7. Páncreas
8. Duodeno
9. Yeyuno e íleon
10. Intestino grueso
11. Recto
12. Ano
El
aparato digestivo es el conjunto de órganos que tienen como función realizar la
digestión,
es
decir, el complejo proceso mediante el cual se produce la conversión de los
alimentos en
sustancias
aprovechables por las células llamadas nutrientes.
Al
introducir el alimento en la boca sufre distintas transformaciones: la primera
es una
trituración
mecánica, realizada por los dientes, ayudados por la lengua: es la masticación.
Hay
distintas clases de dientes:
·Los
8 incisivos son planos y cortan el alimento.
·Los
4 caninos son agudos y lo desgarran.
·Los
8 premolares son robustos y trituran.
·Los
12 molares presentan una gran superficie para triturar y machacar el alimento
A lo largo de la vida, el ser humano presenta
dos denticiones sucesivas, la primera es la dentición temporal o de leche,
llamada así porque empieza a desarrollarse
cuando el niño todavía se alimenta de leche y dietas blandas, permanece
durante los años de la infancia
y
una segunda que a lo largo de los años sustituye a la anterior con mayor número
de piezas,
coincide
con la descrita arriba y conforma la dentición definitiva.
La
digestión bucal se completa con el proceso químico de la insalivación, mediante
la cual
los
alimentos triturados son movidos por la acción de los músculos masticadores de
la lengua y se mezclan con la saliva, se disuelven algunas partículas y se
facilita la formación del bolo alimenticio. La lengua tiene además otras
funciones, que son deglutir, la percepción de los
sabores
y articular los sonidos de la voz.
La
saliva es el primero de los jugos digestivos que encuentra el alimento al entrar
en el tubo digestivo. Es un liquido elaborado por tres pares de glándulas
salivales formadas por bolsitas que constituyen un racimo como las uvas, y
contienen enzimas digestivos. Uno de los componentes de los alimentos, el
almidón, insoluble en agua, empieza a transformarse
en
azúcar, que sí lo es, gracias a una enzima de la saliva, la denominada
ptialina.
En
la parte ínfero-posterior de la boca se abre la faringe, una encrucijada donde
concurren la boca y las fosas nasales, así como la laringe, que forma parte del
aparato respiratorio, y el esófago: un tubo de paredes lisas que une la faringe
con el estómago.
El
avance del bolo alimenticio por el esófago se realiza gracias a unos
movimientos musculares involuntarios de la propia pared esofágica llamados
movimientos peristálticos.
El
estómago es una bolsa que tiene forma de fuelle de gaita, cuyo volumen
aproximado es de litro y medio. Mientras que la entrada, o cardias, está
siempre abierta, la salida, o píloro, se cierra mediante un esfínter que se abre
sólo para dejar pasar el contenido estomacal. La pared del estómago contiene
unas glándulas llamadas glándulas gástricas, que segregan el jugo gástrico, que
actúa principalmente sobre las proteínas, descomponiéndolas en cuerpos más
sencillos llamados péptidos.
Cuando
el bolo alimenticio es mezclado con el jugo gástrico se forma una especie de
papilla, el quimo, que pasa, a través del píloro, al intestino delgado.
El
intestino delgado es un tubo de unos seis metros y medio de longitud y unos
tres cm de diámetro. Se encuentra plegado varias veces sobre sí mismo y su
pared interior está tapizada por numerosas vellosidades, pequeños pliegues
erizados acabados en punta por cuyo interior discurren capilares sanguíneos,
con el fin de aumentar la superficie de absorción. La capa interna alberga a
las glándulas intestinales, que elaboran el jugo intestinal.
El
intestino delgado se divide en tres tramos: duodeno, yeyuno e íleon. En el
duodeno desembocan los productos elaborados por las glándulas anejas, el hígado
y el páncreas. El hígado produce la bilis, que se acumula en una bolsita
llamada vesícula biliar hasta que va a parar al duodeno y el páncreas que produce, el jugo pancreático, además de
la insulina.
La
digestión intestinal se realiza por la acción de los jugos intestinal y pancreático, que transforman los
azúcares, las grasas y las proteínas, en moléculas sencillas. Por su parte, la
bilis no transforma los alimentos, sino que posibilita la emulsión de las grasas, para facilitar su
absorción.
Después
de la digestión intestinal, el quimo estomacal se transforma en el quilo.
Mediante
la digestión se descomponen los alimentos en moléculas, capaces de atravesar la
pared intestinal y pasar a la sangre. Este paso se conoce como absorción
intestinal y se hace a través de las ya citadas vellosidades intestinales.
El
intestino grueso se sitúa a continuación del delgado y separado por una
válvula. Es de una longitud aproximada de metro y medio. Se divide en ciego,
colon, recto y ano. El intestino grueso carece de glándulas digestivas. En él
se realizan varias funciones, de las que las más significativas son:
·La
absorción de agua, motivo por el que los residuos de la digestión se van
haciendo cada vez más sólidos hasta formar las heces fecales.
·Se
realizan también transformaciones químicas de la celulosa, un glúcido que no es
digerido por el hombre.
·Se
produce la putrefacción de las proteínas que dan lugar a productos malolientes.